viernes, 30 de noviembre de 2007

cuestionándome en las clases

Esta semana leí con mis estudiantes de varias clases, de las dos universidades, un artículo sobre el trabajo del Municipio de Guayaquil.
El autor critica la reforma urbana que se ha hecho en la ciudad, argumentando que lo que se ha hecho es maquillarla y privatizar los espacios públicos, logrando de esta manera separar aún más, y evidenciar más, obviamente, la brecha entre ricos y pobres.
Fue interesante escuchar lo que los chicos piensan al respecto, claro que habría sido preferible escuchar comentarios de chicos guayaquileños, y no solo de quiteños, ya que el texto topaba también el tema del regionalismo.

Lo triste fue escuchar, a la minoría, por suerte, hablar de la realidad como si fuera un cuento, repitiendo ideas sin sentido, vacías, sobre lo que pasa en el país. Llegaron a decir que los pobres son pobres porque quieren, porque no trabajan lo suficiente ni se esfuerzan, ante lo cual solo dos estudiantes reaccionaron, saliendo de la clase rojos de las iras, los demás escuchaban con cara de desaprobación o estaban de acuerdo con las opiniones.

Me puse a pensar en que mi clase daría para hacer un estudio sociológico sobre lo poco informados que están los estudiantes universitarios. Sobre la ignorancia, la prepotencia y la ceguera de estos "chicos burbuja", que no son capaces de ver más allá de sus narices.

Y pensé también en que si yo hubiera estado en el lugar de los estudiantes, habría salido de la clase y tirado la puerta; sin embargo, al estar delante de la clase, tuve que escuchar, responder, criticar, calmar los ánimos y cerrar la clase...

Fue bueno ver a los dos estudiantes levantándose y saliendo. Me sentí menos sola en esa universidad burbuja...

miércoles, 28 de noviembre de 2007

siete días después

La semana pasada no podía imaginarme que todo se terminaría así, pero la realidad siempre nos sorprende, siempre va más allá de nuestra imaginación, afortunada o desafortunadamente...
Hoy terminé de ver Fur, la película sobre la fotógrafa Diane Arbus, y en la mitad de la película te extrañé, no sé por qué, o a lo mejor sí. Y me cogío la saudade, prendí la compu y me metí a internet, para encontrarte, para verte sin verte, y es curioso, porque te encontré, y la ansiedad pasó, pese a que no nos hablamos más...

Los días han pasado rápido, siempre con mil cosas qué hacer, mucho trabajo, los amigos, la rutina, las sorpresas... y ahora que todo parece lejano ya, solo me queda el buen sabor... y eso se agradece.

Y como la ciudad es pequeña (Quito, chiquito), nos encontraremos algún rato por ahí y estoy segura de que va a ser bueno verte, en mucho o poco tiempo.

lunes, 26 de noviembre de 2007

buscando una respuesta

Acabo de leer varios blogs de conocidos y conocidas, como buscando respuestas luego de este fin de semana que me dejó sin aire pero también sin sueño. Llevaba ya varias semanas sin dormir mis ocho horas, y yo sin esas horas no funciono, no soy yo. Me sentía tan cansada, tan indispuesta. Pero este fin de semana, sobre todo de sábado a domingo y de domingo a lunes, logré dormir bastante, suficiente.
En los blogs que leí encontré algunas respuestas, pero fueron más las preguntas, y ya no sé dónde buscar.
¿Será la crisis del cumleaños? Será cierto lo que aquel personaje dijo, eso de que cuando sabemos las respuestas nos cambian las preguntas... Qué será...
Lo cierto es que no tengo respuestas, y tengo tantas, pero tantas preguntas...
Y como todo es tan rápido, no tengo con quién compartirlas... Extraño las charlas, largas y profundas; pero también esas cortas y difusas, superficiales, que no buscan respuesta alguna. Extraño verme en otros ojos y encontrar esas respuestas.
Extraño compartir las preguntas, los temores, los sueños...
Cuando creo que no me hace falta una pareja para sentirme completa, es entonces cuando recuerdo la complementariedad. Ese otro añorado con el que se comparten esas dudas, esas certezas, esos descubrimientos.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Eva Tomando El Sol
Joaquín Sabina


Todo empezó cuando aquella serpiente
me trajo una manzana y dijo prueba.
Yo me llamaba Adán,
seguramente tú te llamabas Eva.
Vivíamos de scuoters en un piso abandonado de Moratalaz
si no has estado allí no has visto el paraíso terrenal.
Cogimos un colchón de una basura,
dos sillas y una mesa con tres patas,
mientras yo emborronaba partituras tu freías las patatas.
Plantamos cañamones de ketama
y un tiesto nos creció ante el ventanal,
con una rama de árbol de la ciencia del bien y del mal.
A Eva le gustaba estar morena y se tumbaba cada tarde al sol,
nadie vio nunca una sirena tan desnuda en un balcón.
Pronto en cada ventana hubo un marido
a la hora en que montaba el show mi chica,
aunque en la tele diera en diferido el Real Madrid - Benfica.
Un día la víbora del entresuelo en trance a su consorte sorprendió,
formó un revuelo y telefoneó al 092.
Y como no teníamos apellidos, ni hojas de parra, ni un tío concejal,
ni más Dios que Cupido no sirvió de nada protestar.
Eva tomando el sol, bendito descontrol.
Besos, cebolla y pan, que más quieres Adán.
Un juez que se creía Dios dispuso que precintara un guardia nuestro piso.
No quedan plazas para dos intrusos en el paraíso.
Estábamos sobre el colchón desnudos
jugando a nuestro juego favorito,
al ver entrar la pasma Eva no pudo sofocar un grito.
A golpes la bajó por la escalera un ángel disfrazado de alguacil
sin importarle un pijo que estuviera encinta de Caín.
Hoy Eva vende en un supermercado manzanas del pecado original.
Yo canto en la calle Preciados,
todos me llaman Adán.

Pensando, luego de los 29

Días extraños...
Antes de ayer (viernes) salí con dos amigas, y para variar hablamos de hombres y relaciones.
Y no sé si me asusta o solo me sorprende el hecho de que las histiorias se repitan.
Amores intensos y cortos que se desvanecen porque ellos huyen, se ocultan.
Nosotras con el corazón roto, otra vez, intentando entender el por qué de la huida, cuando generalmente no hay un por qué (más de una vez ellos me han dicho "no intentes entenderme").

Nosotras intentando encontrar el equilibrio en una relación, confiadas, creyendo en las palabras.
Otra vez empiezo a dudar sobre la existencia del amor y el valor de las palabras.

Me siento confundida, confundida y tentada a huir, a esconderme en mí, a no ver hacia afuera. Huir hasta asegurarme de que estoy sola, de que no corro peligro.
Encontré lo que no buscaba y me quedé, me dejé sorprender y ahora quiero correr, volver a no buscar y no encontrar.


Que se llama soledad
Joaquín Sabina

Algunas veces vuelo
y otras veces
me arrastro demasiado a ras del suelo,
algunas madrugadas me desvelo
y ando como un gato en celo
patrullando la ciudad
en busca de una gatita,
a esa hora maldita
en que los bares a punto están de cerrar,
cuando el alma necesita
un cuerpo que acariciar.
Algunas veces vivo
y otras veces
la vida se me va con lo que escribo;
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo
que te arañe el corazón;
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.
Y algunas veces suelo recostar
mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad.
Algunas veces gano
y otras veces
pongo un circo y me crecen los enanos;
algunas veces doy con un gusano
en la fruta del manzano
prohibido del padre Adán;
o duermo y dejo la puerta
de mi habitación abierta
por si acaso se te ocurre regresar;
más raro fue aquel verano
que no paró de nevar.

domingo, 18 de noviembre de 2007

la gracia de los cinco sentidos...

Hace rato había dejado de ir al cine con frecuencia, y extrañaba las épocas aquellas en las que iba por lo menos dos veces a la semana.
Pues bien, he retomado el buen vicio del cine, aprovechando que ahora hay mucho qué ver. Hoy vi "Coping Beethoven", una producción medio húngara y medio inglesa que cuenta la última etapa de creación de este magnífico compositor. Todo comienza cuando él conoce a una joven copista de partituras que le ayuda mientras él termina su "Novena Sinfonía".
Ed Harris es Beethoven, y me dio gusto verlo en este papel, pues me dejó acercarme mucho al personaje.
La interpretación de varias partes de la obra fue espectacular, a ratos, por la calidad del sonido en el cine, podía cerrar los ojos e imaginarme allí, en la sala donde se estrenó la sinfonía.
Fue bueno ver a uno de los grandes en la pantalla y escuchar una vez más el "Himno a la Alegría". Y claro, nuevamente pensé que necesito aprender alemán, para escuchar la letra en el idioma original, así como la de algunas grandes óperas.
También sentí un poco de envidia por aquellos que hacen música, que la crean, que la interpretan, que la sienten; que saben dar vida a un instrumento. Mmmm, y recordé mis clases de solfeo abandonadas.
Un arte la música, llena de genios, qué bueno es disfrutar de todos los sentidos, hoy, especialmete del oído.

Regalo de cumpleaños

El sábado, luego de las peripecias pasadas para entrar al Coliseo General Rumiñahui, la espera en tres filas diferentes y la búsqueda del lugar adecuado; luego de las quejas y lamentaciones por la fatal organización del espectáculo, empezó la catarsis...
El concierto de Sabina y Serrat fue un éxito. Los artistas lograron capturar al público desde el principio. Nos cautivaron hasta el final.
Grité todo lo que pude, canté todas las canciones que me sabía y todos los coros de las demás, y durante algunos momentos contuve las lágrimas.
Sentí con mucha fuerza la FELICIDAD. Fueron varios los instantes de plenitud que viví, eso de sentir las letras, la energía de los cantantes y el público. Eso de tener cerca, en vivo, a alguien que admiras por lo que hace, por lo que escribe, por lo que es, por lo humano e imperfecto.
Realmente fue catártico, purificante, logré entender el efecto que pudieron encontrar los griegos en su teatro.
Olivia fue una excelente compañera... Era nuestro segundo concierto de Sabina, pero ya hubo muchos otros conciertos juntas. Es gratificante conocer a alguien con quien tienes tanto en común y poder compartir momentos como los del sábado.

La entrada al concierto fue el regalo de cumpleaños de mi mamá. Ella se opone a ir a espectáculos públicos; sin embargo, fue conmigo como parte del regalo. Creo que lo más interesante del concierto fue justamente que hubo muchos padres con hijos dentro. Los padres esparando a Serrat, los hijos, a Sabina y todos compartiendo un poco los gustos, los recuerdos, los afectos, las canciones, las filias.
A mí me gusta Serrat, y tengo claro quién es y lo que significa para varias generaciones, pero me cuesta escucharlo porque me entristece. Me traslada a cierta parte de mi infancia que prefiero no recordar, y la verdad es que no hay un recuerdo claro, solo la sensación de vacío dentro, es como una maquinita del tiempo en la que no quiero entrar. Pero claro, hay canciones que me sé, por herencia me imagino.
Los ojos se me llenaron de lágrimas en "Lucía"...

Vuela esta canción
para ti, Lucía,
la más bella historia de amor
que tuve y tendré.
Es una carta de amor
que se lleva el viento
pintado en mi voz
a ninguna parte
a ningún buzón.
No hay nada más bello
que lo que nunca he tenido.
Nada más amado
que lo que perdí.
Perdóname si
hoy busco en la arena
una luna llena
que arañaba el mar...
Si alguna vez fui un ave de paso,
lo olvidé pa' anidar en tus brazos.
Si alguna vez fui bello y fui bueno,
fue enredado en tu cuello y tus senos.
Si alguna vez fui sabio en amores,
lo aprendí de tus labios cantores.
Si alguna vez amé,si algún día
después de amar, amé,
fue por tu amor, Lucía,
Lucía...
Tus recuerdos son
cada día más dulces,
el olvido sólose llevó la mitad,
y tu sombra aúnse acuesta en mi cama
con la oscuridad,
entre mi almohada
y mi soledad.


Y así transcurrió el concierto, fueron minutos inolvidables, muchas canciones y humor de ese par inolvidable.
Sabina cantaba y yo pensaba en Madrid, y otra vez Olivia y yo encontramos una cosa en común: haber dejado parte del corazón en España, en Madrid, con la Ana.
Y las canciones siguieron, y cantaron "Pastillas para no soñar", "19 días y 500 noches", etc.
Y cantamos a voz en cuello hasta quedarnos roncas, y nos paramos y bailamos, pese a que los vecinos no se movían, casi no cantaban.
Y Sabina no cantó "Peces de ciudad" y Olga Román no vino esta vez para cantar "Y sin embargo te quiero", pero no importó...

Fue especial recibir otra vez noviembre con Sabina como anticipo de los 29...

martes, 13 de noviembre de 2007

Lugares comunes...

En "El libro de los abrazos" de Galeano, él recuerda que en francés (no estoy del todo segura) al abrazo se le conoce como pequeña muerte... Ahora la comparación se me hace tan cercana...


Son las once de la noche de un martes, no cualquier martes, un martes 13, oh casualidad, y justo ayer me preguntaste si era supersticiosa, empiezo a entender que en el fondo sí.


Ahora que estoy sola en mi casa, empiezo a tener la mente despejada, imagino que tú también, y el mejor desahogo es el blog, que en parte, como también te había dicho, es desnudarse un poco frente al resto, claro, suponiendo que es un desnudismo anónimo, lo cual en mi caso no es del todo cierto...

Te dije también algún rato, en esas charlas telefónicas, que para mí hablar en este espacio significó un reto, porque durante mucho tiempo me encerré y dejé de decir lo que quería, para decir lo que otros querían escuchar o para no decir nada, ahora sigo guardando silencio en público, pero tengo a Lilit para escapar o para enfrentar... depende de cómo lo vea, como todo.


Pienso en la charla de hoy, y claro, se me vienen a la mente las letras de Sabina, así que en el fondo creo que es una forma de preparme para la catarsis del sábado en el concierto, y también para los 29.

A lo mejor también me sirven para despedirme de esta experiencia corta e intensa que decidimos darnos.

La conclusión: no quiero encerrarme en una vitrina para evitar el polvo o la caída.

No me importa cometer errores, los que sean, no me importa saberme necia, impertinente, contradictoria.

No quiero medias tintas, esa es una de las pocas certezas, me gustan los colores, pero creo que, en el fondo, soy de las de blanco o negro, aveces los matices no dicen nada.

Si decido lanzarme, me lanzo por mi cuenta, si decido levantarme, me levanto cuando me siento lista, segura, preparada para otra posible caída.

Me niego a recibir mitades, partes incompletas, esa es la historia de mis amores, siempre me niego a la media, quiero más y por eso estoy siempre dispuesta a dar más.

Di un paso importante durante estas semanas, me di cuenta de que puedo confiar, de que me cuesta abrirme a una posible relación, pero finalmente, cuando valoro los pro y los contra, y siento, en el fondo, que aunque sea efímero, valdrá la pena, me decido a saltar, a veces incluso sin cerrar los ojos.

La canción cuyo nombre no recordaba la estoy escuchando ahora (19 días y 500 noches), la recordé por la típica frase, ya lugar común en mi vida y mi blog: "lo nuestro duró, lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks."

¿La habías oído? Eschúchala...

Esa y otra, que se llama "Pastillas para no soñar"...


Y eso... definitivamente es más fácil la soltería, pero también puede ser monótona, solitaria y estable, lo cual no debería ser tan contradictorio como es.


Te dije hoy, casi al final de la noche, que no me hablaras como a una niña, no sé si me entendiste, en el fondo lo que quise decir es que no quiero que intentes protegerme, aprendí a hacerlo sola hace rato.

Me gusta que te sientas responsable, que busques ser "equilibrado", si eso realmente es posible en un ser humano, pero mientras buscas tu centro, no quieras que yo quiera lo mismo que tú, no pidas que entienda posiciones que ni para ti están claras, no te disculpes, no puedo entener disculpas, si las das por intentar encontrarte.

Me gustaste, te gusté, nos acercamos, y casi funciona, y justamente lo que nos acercó nos aleja, el casi, ese casi que tanto detesto.

Y nunca me gustaron las despedidas, a nadie, supongo, así que no me despedí, no como tú esperabas... No salí de mi depar, no fui hasta el ascensor, aunque sé que tú sabes que moría de ganas, así como moría de ganas de que respondieras sí a las tres preguntas que no te hice.


En una cosa casi te doy toda la razón (otra vez aparece el casi)... En un momento también llegué a pensar que si debíamos despedirnos, este era el mejor momento... el antes de..., digo que "casi" te di la razón, porque acabamos de perdernos la oportunidad de saber "¿Qué habría pasado si...?", por eso, para la próxima elegiré odiarme por el mal paso, y no quedarme con la duda, con la pregunta sin respuesta...


Y viene a mi mente otra canción lugar común, esta vez, una de Silvio, "La cobardía es asunto de los hombres no de los amantes, los amores cobardes no llegan a amores ni historias, se quedán detrás, ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar", a lo mejor inventé partes de la letra, pero de ese modo viene a mi memoria en este momento.


Odio cerrar capítulos, prefiero abrirlos, así que asumiré que nos turnamos, en esta historia yo abrí, y tú cierras...


...quedan esas canciones de hace tres semanas, las que escuchamos, las de las letras que te envié, las que te dejo hoy...



viernes, 2 de noviembre de 2007

Frankenstein

Estoy en un momento de mi vida en el que busco estabilidad en todas las direcciones posibles, en todos los aspectos de mi vida. El primer gran paso (porque los hay más pequeños) fue la independencia; el siguiente, la convicción de que los amores de verano se acabaron; el tercero, lograr estabilidad laboral, y así, de paso en paso, logro encontrar el centro. Claro que en lo afectivo es más difícil dar pasos y ver resultados en el corto plazo.
Luego de salir de una larga relación y de superar el rompimiento vinieron las etapas de vulnerabilidad respectivas, de descubrimiento, de aceptación, de ilusión, de fracaso, etc. Estuve involucrada en unas pocas relaciones, siempre cortas, siempre inestables. Ahora, viendo todo en perspectiva, me doy cuenta de que el gran problema era que yo buscaba “algo”, pero nunca sabía qué, buscaba a “alguien”, no a cualquiera, pero a un “alguien” no demasiado definido, abstracto, una imagen como borrosa, mezcla de pedazos de lo que me había hecho feliz de los otros, y así fui creando a mi propio Frankenstein, la imagen de un hombre hecho de retazos de muchos hombres. Un hombre casi perfecto: inteligente, de mirada profunda y tierna, comprensivo, curioso, entregado, generoso, etc., etc., etc., etc. Y claro, la búsqueda fracasaba y fracasaba, hasta que agoté las esperanzas y dejé de buscar.
Ahora, con la cabeza un poco más fría, estoy deshaciéndome de mi creación poco a poco, y eso realmente me ha liberado. Dejé de buscar, empecé a disfrutar otra vez de la soltería, los amigos, la soledad, el silencio y cuando se puede, la compañía.
Y claro, de vez en cuando, a lo lejos, diviso un oasis. Aparece alguien que me gusta, y cada vez es más fácil volver a sentir, (porque en algún punto pensé que había dejado de sentir, que nunca más volvería a hacerlo, y me asusté), y cada vez manejo mejor mis sentimientos si las cosas no funcionan. Vuelven a mí sensaciones olvidadas, y me doy cuenta de que no había un solo amor, de que seguramente habrá varios, diferentes, en intensidad, profundidad, pasión, duración, entrega…
Y empiezo a entender cómo reacciono y lo que busco, lo que espero de una relación, lo que no toleraría, lo que estaría dispuesta a ceder…
Así que despido de a poco a mi Franki… y la sensación me gusta…
Se acercan los 30.