jueves, 6 de noviembre de 2014

recorriendo caminos conocidos

Volver, volver no siempre significa regresar.
Volví a Buenos Aires cinco años después. Vi nuevamente lugares que me encantan y que me traje conmigo, vi esas enormes avenidas, esos museos, pero sobre todo vi a gente, linda gente que me he encontrado en el camino y a la que quiero conservar.
Estuve con la Eri, en su casa, en su mundo. La vi recuperándose de una cirugía, la vi contenta.
Estuve con la Nary, en su casa, con sus destiempos y sus locuras.
Vi a la Lu, nos invitó a cenar.
Volví a los lugares del cariño y de las caricias y fue extraño, bonito, emocionante. Sin embargo se hizo más evidente que nunca el paso del tiempo, lo distinta que soy, la búsqueda que tengo ahora y lo que me hace feliz hoy.
Fueron buenos los reencuentros, pese a que el clima de lluvia y tormenta no fue amigable, los amigos lo fueron.
Estuve sola en calles en las que había caminado acompañada, me perdí, me ayudaron a retomar el rumbo.
Estoy en un momento intenso de toma de decisiones, son muchas y simultáneas y ahí estoy.
En realidad estoy consciente de que la vida me sonríe de muchas maneras. El desamor me pesa, pero cada día pierde algo de peso.
Pensé en él en esas calles que me habría encantado recorrer en su compañía y eso fue doloroso. Sin embargo ahora que soy esta otra, tan distinta a la de hace un mes o dos, no creo que soportaría volver a esas otras rutinas. Estoy construyendo nuevos caminos, con nueva gente, ojalá en nuevos lugares.