lunes, 9 de julio de 2007

El día de la independencia...



Se acerca el día de la mudanza. En agosto me
voy a vivir sola y tengo una mezcla de sentimientos que aún no sé cómo manejar.
Nunca he vivido sola; lo más cercano a esa experiencia fue vivir en Madrid sin mi familia, pero de eso ya son casi cuatro años.
Ahora que no hay beca que me mantenga, sino solo mi trabajo y mi esfuerzo, ahora que las cosas me cuestan a mí por completo, ahora que salgo y pienso en el plato, la cuchara o la refri, ahora es cuando siento que la cosa va, y tiemblo.
La verdad es que considero que soy independiete desde hace tiempo, me refiero a lo emocional; me gusta estar sola (bueno, con el gato), seguir mis horarios, salir todo el día o no salir ni un ratito, es decir no depender de tiempos ajenos. Pero estoy acostumbrada a que llegada la noche hay alguien más por ahí, alguien que a veces prepara mi desayuno, charla sobre las rutinas, me mima, quiere pasar tiempo conmigo y es incondicional (me refiero a mi mamá), y eso está a punto de terminarse...
Yo digo desde hace rato que ya es horita, que si no cortamos el cordón umbilical antes de los 30 entonces cuándo, pero del dicho al hecho hay un tramo largo.
He preferido pensar en cómo quedará mi casa nueva, en cómo administrar el espacio, en dónde irá tal foto o tal cuadro, en cómo se verán los libros en los estantes, para no pensar en lo real, en lo importante, en estar sola todo el tiempo en un espacio propio, en empezar nuevas rutinas, ya no de hija, sino de mujer soltera, y cada vez que pienso en ese tipo de detalles siento cosquilleo en el pecho, y a veces se me llenan los ojos de lágrimas...
Cuando pienso en lo que voy a extrañar de la convivencia materna se me ocurren unas cuántas imágenes: voy a extrañar la posibilidad de meterme en la cama de mi mamá los fines de semana, voy a extrañar el sonido de la licuadora, la pelea por el baño, los regaños por el gato, todo eso que es tan cotidiano y que parecería no tener un lugar importante en nuestras vidas.
Somos animales de costumbres no...
Y eso, que esto de ser adulta me está costando, pero a la vez me está gustando. Mientras más nos cuestan las cosas más felices nos hacen a la larga, eso dicen, eso creo.
Agosto=mes de mudanza
Empieza una nueva etapa, una muy buena, pero aun así tiemblo... como antes de subirme a la montaña rusa, como al bajarme también, jajaja.

2 comentarios:

Olivia dijo...

Mi querida Lilit
Hoy estoy actualizándome en los comentarios jeje.
¿Qué te diré? Esto de independizarse es una aventura maravillosa y de valientes, no cualquiera puede cortar el cordón umbilical y decidir al fin emprender un camino propio.
Esa independencia implica muchos sacrificios, muchos cambios, muhco conocimiento interno y también a veces mucha soledad, pero es algo que vale la pena y qeu de seguro aportará en mucho para seguir haciendo de ti la mujer maravillosa que ya eres. Un abrazo y ya sabes que en el piso ocho (y luego en el 6) tienes una amiga dispuesta a acolitarte en la aventura.

Paula dijo...

Hola Lilit,
me disculpas si estoy de entrometida, pero me ha conmovido mucho tus historias... Lo del Caballito Jorobadito me ha tomado de sorpresa, porke pense ke solo en cUba y en Rusia se sabia de ese cuento, pero parece que en tu pais tambien lo han leido. He estado buscando ese libro como una loca, pero no he tenido suerte. Bueno, si me permites, eso de vivir sol@ parece ke es menos comun en nuestros paises ke aki en Gringolandia. Yo me fui de mi casa cuando yo tenia 18. Fue super bestial vivir sola, aunke no tan sola porke mi amiga Argentina y yo rentamos un apartamento juntas. Ahora yo tengo 30 los acabo de cumplir y estoy casada con un Brasileiro y tenemos 3 gatos:)
Espero seguir leyendo mas de tus historias.