perdí la perspectiva, perdí el rumbo, el dolor me inundó y dejé que me poseyera.
Quiero volver a tener el control de mi vida, quiero volver a sentir.
No hay culpables, por lo tanto no hay enojo.
Es la ley de la vida, algo se termina solo para dejarle lugar a algo más.
Mi mamá siempre dice que hay que vaciar para llenar y llegó mi momento de vaciar.
De esto saqué varias cosas, como de todo. Tengo una nueva gran amiga, alguien que ha estado conmigo en mi proceso.
Sé que el dolor es pasajero, aunque intenso.
Sé que luego de las tormentas viene la calma, sé que esa es una certeza.
Las ausencias duelen, pero de esas ausencias hay que sacar provecho.
Es el momento de reconocerme, de reencontrarme.
A los 33, como mujer adulta y soltera, en mi mejor momento.
De él no vuelvo a hablar, él tiene su vida en su nuevo tiempo.
Yo tengo mi vida, en mi nuevo tiempo.
Salud, por los nuevos tiempos.
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