Estaba tan cegada, pero tanto, que no vi lo evidente.
Luego de este tiempo de agotamiento mental y físico releo cositas que había escrito por ahí donde estaban todas las respuestas a mis preguntas, esas que decidí ignorar.
Las cosas pasan, la gente vuelve. La próxima semana llegan cuatro personas queridas y yo casi sin enterarme por estar concentrada en mi dolor. Viene D., viene G., vuelve N. y el JP.
Y al darme cuenta de que regresan me volvió el alma al cuerpo, me sentí alegre, me sentí un poquito más yo al pensar en esas personas que ahora vuelven para estar cerca.
En estos días solitarios no he estado tan sola. Ha surgido gente nueva, ha vuelto alguna de antes, a la que había dejado de ver. No había pensado en ... en mucho tiempo, solo lo había visto una vez desde que regresó, antes la casualidad nos juntaba mucho en muchos lugares y desde que volvió, hace un par de meses, no nos habíamos encontrado más que esa única vez en el supermercado.
Ayer, en una charla casual salió su nombre y me enteré sin querer queriendo de que cuando tuvimos algo yo le rompí el corazón, y me sorprendí, porque pensé que yo había sido la única con el corazón roto.
Entonces volví a pensar en él y a tener ganas de encontrármelo, luego de todo este tiempo sin vernos, ni hablarnos, teniendo referencias solo por terceros, lo recordé claramente y sentí curiosidad.
A ver si la casualidad nos junta a propósito de los amigos que regresan.
Hoy chateé con F. Fue reconfortante saber de su vida luego de este tiempo de distancia, siento que los abismos se acortaron.
Hay aún un par de asuntos que me faltan resolver para sentirme al día, sin pendientes, pero para eso todavía falta un tiempo.
R. me ha apoyado mucho, ha sido una gran compañía buscándome luego de clases, llevándome al cine, yendo a exposiciones, proponiendo paseos y desayunos. Me puse a pensar también en que siempre ha estado, desde hace mucho, y eso es gratificante, que la gente esté, estar para la gente.
Volví a tener la relación cercana que siempre tuve con L. ha sido bueno hablar seguido, vernos, saber sus historias, sentirme escuchada y apoyada.
Siento que poco a poco vuelvo. Y mientras más lo pienso, más lejos me veo de lo que fui en estos últimos meses.
Dejé de escribir, no hice un diario, como los que siempre había llevado, y esta semana empecé uno, muy significativo.
Vuelvo al blog.
Vuelvo a leer mucho.
Vuelvo a dormir.
Vuelvo a salir.
La gente casualmente regresa, y todos a la vez, eso me trae mucha alegría.
Vuelvo a sentir alegría en mi casita, con mis gatos.
Vuelvo a planear viajes.
No me di cuenta hasta ahora de lo triste que estuve por tanto tiempo, de lo bloqueda que me quedé desde febrero de este año, cuando pasaron tantas cosas tan feas.
R. dice que seguramente me hacía falta pasar por esto, que por eso dejé que pasara.
En realidad ahora no pienso en por qué pasó o no todo lo que pasó. Ahora prefiero no pensar, no recordar, dejar mis energías para otras cosas.
Los días pasan rápidamente, tanto que me asusta. El tiempo, el tiempo, el tiempo, que lo cura todo.
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