miércoles, 25 de enero de 2017

Cuarto semestre

El tiempo pasa volando y, aunque además se ser una figura es una frase hecha, no es más que la verdad.
Perdí la ruta de la escritura personal hace ratos, hace años, y al volver me di cuenta de que me había olvidado que ya había escrito estando acá.
Empezó un nuevo año, empezó el cuarto semestre del doctorado, y decidí empezar por lo que siempre dejo para después: comer mejor, hacer ejercicio, restaurar ciertas relaciones, dejar otras, buscar ayuda cuando la preciso, leer con tiempo los textos pendientes, dejar de perder tanto tiempo en línea, hablar con gente que me presentaron por redes sociales y a la que nunca busqué, en fin... trato de poner al día mi lista de pendientes.
Justo cuando me evalúo y creo que voy bien tengo una pesadilla que me recuerda que sigo sin solucionar asuntos importantes, que no dependen de llamar o ver a alguien sino de convencerme a mí de que las decisiones tomadas han sido buenas y de que no tiene sentido mirar hacia atrás y pensar en lo que no fue o en lo que pudo ser.
Ese pendiente es un lastre que no termino de soltar y es lo que empecé a cambiar en estos días, poco a poco, con calma.
Esta semana fue buena, leí varios textos completos, tomé notas, disfruté de mi departamento, de los gatos, de la soledad, fue bueno y puf sale el subconsciente en mis pesadillas y siento que en realidad no avancé nada y me frustro.
Ahora me enfoco en un par de artículos pendientes, en hablar en las clases en las que soy silenciosa, en estructurar ideas teóricas claras, en complacerme con ciertos gustos.
Hice una cita en el departamento de psicología de la universidad y tuve que llenar un cuestionario y una de las preguntas se refería a con quiénes cuanto cuando necesito ayuda y ufff, la felicidad y el alivio al ser consciente de cuánta gente linda hay a mi alrededor.
En los últimos meses tuve un par de pérdidas amistosas que me entristecieron, todavía me cuesta soltar aunque esté consciente de que las relaciones son a veces complicadas y las rupturas a ratos resultan más sanas que las relaciones frustradas, marchitas o desiguales.
Y eso, por ahora, y solamente es enero.

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