jueves, 26 de abril de 2007

Escucho "Come Away With Me" de Norah Jones y una de las frases de la canción se queda grabada en mi cabeza y la repito constantemente: "Come away with me and I´ll never stop loving you". La letra me envuelve, me atrapa, se asemeja al sabor de un buen vino. Con el primer sorbo sientes el olor, la textura, y con el segunto te concentras más en el sabor y te dejas atrapar, embriagar.
"Bébeme"- decía el frasco- y Alicia bebió.


Come away with me in the night
Come away with me
And I will write you a song
Come away with me on a bus
Come away where they can’t tempt us
With their lies I want to walk with you
On a cloudy day
In fields where the yellow grass grows knee-high
So won’t you try to come
Come away with me and we’ll kiss
On a mountaintop
Come away with me
And I’ll never stop loving you
And I want to wake up with the rain
Falling on a tin roof
While I’m safe there in your arms
So all I ask is for you
To come away with me in the night
Come away with me

La puerta está cerrada; la ventana, abierta

Hasta ayer no había pensado con detenimiento en la posibilidad de tener un nuevo encuetro (¿úlimo?), pero ayer, al hablar de los amantes y los remembers, pensé en esas tardes, en esas noches, y las extrañé.
Y pese a que en las relaciones eventuales (léase eventuales en su significado original: accidental, no planificado) se supone que los sentimientos se ocultan, evaden o eliminan, para mí es imposible no sentir algo intenso con cada amante, en cada encuentro. Creo que la felicidad, esa que siempre queremos alcanzar, y se nos evapora de las manos, esa se encuentra en momentos como los que viví contigo.
La risa constante, el descubrimiento, el exceso de pudor o su total desaparición.
Lo bueno de la memoria (o lo peor de ella) es que es selectiva. Recordamos aquello que queremos o necesitamos e incluso podemos crear recuerdos.
Una característica de los romances cortos es que en general dejan un buen sabor de boca y las ganas y la posibilidad de entrar por la ventana si la puerta se cerró.

domingo, 22 de abril de 2007

Esas no son penas

Ayer vi la nueva película ecuatoriana, "Esas no son penas", y puedo decir que tuvo detalles que me gustaron. Aunque me sorprendió ver un Quito siempre gris; luego recordé que desde el avión la ciudad se ve así, oscura y solitaria, y que sólo desde abajo o con las luces encendidas se empieza a apreciar la belleza de la ciudad.
La película entera es una presentación de los personajes, todas mujeres, y es una muestra de lo que es el cine hoy, de lo que intenta contar, es decir la cotidianidad, ni más ni menos que eso. Un día en la vida de cinco mujeres que no se han visto en 14 años.
Aunque a ratos me pareció que la narración era morosa, la simplicidad y la naturalidad de algunos detalles me gustaron. Personajes humanos, sin maquillaje.
Me vi reflejada en algunas escenas, en algunos personajes... y me causó mucha gracia el diálogo en el sexshop, jajajaj, algo como: "Si lo que quiere es compañia, lo mejor es un gato".

martes, 17 de abril de 2007

Textos de otros III


Antes, después


Julio Cortázar


como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
el perfume dibuja el jazmín
el amante precede al amor
como la caricia a la mano
el amor sobrevive al amante
pero inevitablemente
aunque no haya huella ni presagio

aunque no haya huella ni presagio
como la caricia a la mano
el perfume dibuja el jazmín
el amante precede el amor
pero inevitablemente
el amor sobrevive al amante
como los juegos al llanto
como la sombra a la columna

como la caricia a la mano
aunque no haya huella ni presagio
el amante precede al amor
el perfume dibuja el jazmín
como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
el amor sobrevive al amante
pero inevitablemente




Textos de otros III

Masa

César Vallejo
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos lo hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar...

jueves, 12 de abril de 2007

Textos de otros II

Ítaca
Konstantinos Kavafis
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigosnes y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tienen otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las
Ítacas.

viernes, 6 de abril de 2007

19 días y 500 noches

"Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks..."
El otro día que puse esa frase en el chat varias personas me preguntaron contra quién iba; entonces me puse a pensar en que no va contra nadie en particular ¿o sí?
Otra de las letras de Sabina que me vienen bien de vez en cuado. Eso de olvidar a alguien en 19 días y 500 noches pasa más de lo que quisiera, con demasiada frecuencia últimamente.
Esta rola tiene frases acertadísimas, júzguelo usted mismo: "Me abandonó como se abandonan los zapatos viejos" o "Sacó del espejo su vivo retrato" o la frase del coro: "Tanto la quería que tardé en aprender a olvidarla 19 días y 500 noches..."
Y así sigue.
Sugerencia: escuche la canción y no vuelva a prenguntar por qué la frase en el chat cuando alguna conocida la use. Para qué ahondar en recuerdos ajenos.

De los fetiches

Soy una coleccionista. Y seguro en psicología hay un término para lo que padezco. Es ese afán de posesión de cosas innecesarias. Abalorios.
Ropa interior, zapatos, separadores de libros, mil y un accesorios, detalles, neurosis.
En cuanto a la ropa interior, que es el fetiche que se me ocurre ahora, están los sostenes, sujetadores, corpiños o como prefieran llamarlos. Estos tienen infinidad de modelos, sí, pero también están las texturas, los colores, los detalles, las costuras. Unos para los días en que te sientes menos sexy, otros para la ropa deportiva, con varilla, sin varilla, están los de fiesta, los de conquista, los de la casa, los de los días difíciles, los cómodos, los que te hacen sentir bien, los que te suben el ánimo, los que combinan, los que te aumentan una talla, los que te disminuyen, y así. Y una siente, porque me imagino que no soy la única, que todos son indispensables.

martes, 3 de abril de 2007

textos de otros

Leí el otro día en la casa de la Mercedes un poema de Juan Vicente Piqueras que me pareció valía la pena copiar, y ahora lo pongo acá...

La peste de Tebas

Yo todo lo que yo haga
será ya para siempre lo que he hecho
Wistawa Szymborska
Cuando empezó la tragedia
el crimen ya había sido cometido.
La tragedia era, ahora, descrubrir el delito
y el culpable.
Yo habría preferido la ignorancia.
Tu habías elegido indagar (...)
El pasado es más fuerte que Dios.
Nadie, ni Dios, puede cambiarlo. Sólo la memoria.
Vas haciéndote viejo y recordando
todo aquello que no ocurrió jamás.
Peor que el miedo a lo que va a ocurrir
es el temor atento
a lo que puede ser que haya ocurrido.
¡Dichosos los que ignoran!
Cada cosa que descubras será una espina más,
una amapola menos.
Te espera tu pasado
como en el fruto espera la semilla
y en la semilla un sol que nadie sabe.
¿Quieres saber la causa de la peste de Tebas?
¿Quieres saber quién eres?
El día que lo sepas te cegará saberlo. Nada nuevo.
No ocurre nada nuevo. Poco a poco
vas llegando al final, vas descubriendo
lo que ocurrió al principio, o tal vez no.

Ya nada te separa de tu vida.
Ya nada te depara
tantas sorpresas como tu pasado.

El poema estaba en el libro Aldea, es de Juan Vicente Piqueras. Poesía Hiperión.

Fecha de caducidad

Intento acordarme de las cosas que pude haber dicho el otro día, pero no me acuerdo de nada. En realidad prefiero no preguntar.
Esto que nos pasa, a lo que un día te referiste como “lo nuestro”, no deja de sorprenderme. Es como estar de vacaciones, como salirse un rato del mundo, de la rutina.
Se me han roto algunos esquemas, aunque suene a cliché. He hecho cosas que no pensé que haría nunca.
Ignoro cuánto más dure esto, prefiero no pensar. Durará mientras haya ganas, como dijiste tú el otro día.
Mientras la piel se despierte al tacto del otro, mientras extrañemos el sabor, el olor, el gusto, el tacto.
De alguna manera contigo se han despertado regiones dormidas en mí hace tiempo.
Nunca antes había tenido tan claro el significado del amante. A veces mi sentido del pudor se deshace, se desvanece.
He reconocido de maneras tan distintas mi cuerpo, mis límites, mi deseo.
Es como jugar con fuego. Sabes que te puedes quemar, estás consciente de ello todo el tiempo y sin embargo no te niegas, sino que sigues, como buscando el dolor, el peligro, el fuego, el calor.
Me retas y yo te sigo el juego, ciega, sorda ante la alarma, ante el peligro.
¿Hasta cuándo?
¿A quién de los dos le importa el límite? ¿quién va a decretar el final?
Es un juego.

“Y jugar, por jugar, sin tener que morir o matar, y vivir al revés, que bailar es soñar con los pies.” Sabina


lunes, 2 de abril de 2007

La gallina ciega

La gente dice que en países con cuatro estaciones es más fácil mudar de ánimo, como quien se cambia de ropa. Pasar, sobre pasar las etapas.
¿Serán nuestras dos estaciones únicas, consecutivas, cíclicas, la razón de nuestra circularidad?
El eterno retorno ¿a dónde?
Esa sensación de buscar y buscar y no encontrar nada.
Jugamos a la gallina ciega ¿Jugamos?

De películas y libros...

Luego de Match Point

¿Existen las casualidades?
Estoy empezando a creer que es verdad que sí, que nada es casual, que las cosas pasan por algo.
La gente se cruza en el camino por alguna extraña y oculta razón, que terminamos descubriendo tiempo después.

2046

¡Qué peliculón! Es una de las mejores películas que he visto. Una de las más tristes, una de las más conmovedoras, una de las más certeras.

“En el amor hace falta coordinación, no es suficiente encontrar a la persona adecuada, hace falta encontrarla en el momento adecuado.”
El día en que vi esa película tuve la certeza de haber conocido al amor de mi vida, de haberlo amado, de haber sido amada y de haberlo perdido también.


“El corazón es un órgano de fuego” El paciente inglés
El amor es un fenómeno misterioso, aterrador, inspirador, mágico, etéreo. Por eso nunca lo alcanzamos. Como las pompas de jabón, se deshace al tacto.

“Cuando nací me dije: “Volveré al lugar del que vine.” Cuando tenía tres años, una tempestad visitó Bisharri y me saqué la ropa gritando: “¡Me iré con la tormenta!” A los doce dije: “Estaré aquí un tiempo porque tengo algo que decir.” A los veinte había olvidado lo que tenía que decir. Alos treinta y tres comencé a recordar.” Jalil Gibrán

Sabina y yo...

Como dice mi adorado Joaquín en una de sus canciones “Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción…” (Siete crisantemos)
Esa canción (como muchas otras) fue parte de la banda sonora de una etapa importante de mi vida, una que se termina, con la herida cicatrizando aún pero ya sin dolor.

“En Comala comprendí, que al lugar donde fuiste feliz no debieras tratar de volver…” (Peces de ciudad) Otra vez Sabina, otra vez una canción y un acierto. No intentar volver a los momentos idos, a las personas idas, a los amores terminados. ¡Cuánto desacierto tienen a veces los recuerdos!


“No dejes que te impidan galopar
ni los ladridos de los perros
ni la quijada de Caín,
que no te dé el insomnio por contar
las gaviotas del destierro,
las amapolas de París…”
(Esta boca es mía)

Algo para recordar al Quijote...

domingo, 1 de abril de 2007

La presentación

Como siempre, me entró el pánico escénico. Las primeras veces siempre son así. La hoja en blanco es un reto, hay mucho por decir, pero la cosa está en cómo empezar. Hoy no va a poder ser. Hoy estoy de luto, uno que espero no dure mucho. Mañana empiezo.