Acabo de leer varios blogs de conocidos y conocidas, como buscando respuestas luego de este fin de semana que me dejó sin aire pero también sin sueño. Llevaba ya varias semanas sin dormir mis ocho horas, y yo sin esas horas no funciono, no soy yo. Me sentía tan cansada, tan indispuesta. Pero este fin de semana, sobre todo de sábado a domingo y de domingo a lunes, logré dormir bastante, suficiente.
En los blogs que leí encontré algunas respuestas, pero fueron más las preguntas, y ya no sé dónde buscar.
¿Será la crisis del cumleaños? Será cierto lo que aquel personaje dijo, eso de que cuando sabemos las respuestas nos cambian las preguntas... Qué será...
Lo cierto es que no tengo respuestas, y tengo tantas, pero tantas preguntas...
Y como todo es tan rápido, no tengo con quién compartirlas... Extraño las charlas, largas y profundas; pero también esas cortas y difusas, superficiales, que no buscan respuesta alguna. Extraño verme en otros ojos y encontrar esas respuestas.
Extraño compartir las preguntas, los temores, los sueños...
Cuando creo que no me hace falta una pareja para sentirme completa, es entonces cuando recuerdo la complementariedad. Ese otro añorado con el que se comparten esas dudas, esas certezas, esos descubrimientos.
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