Intento acordarme de las cosas que pude haber dicho el otro día, pero no me acuerdo de nada. En realidad prefiero no preguntar.
Esto que nos pasa, a lo que un día te referiste como “lo nuestro”, no deja de sorprenderme. Es como estar de vacaciones, como salirse un rato del mundo, de la rutina.
Se me han roto algunos esquemas, aunque suene a cliché. He hecho cosas que no pensé que haría nunca.
Ignoro cuánto más dure esto, prefiero no pensar. Durará mientras haya ganas, como dijiste tú el otro día.
Mientras la piel se despierte al tacto del otro, mientras extrañemos el sabor, el olor, el gusto, el tacto.
De alguna manera contigo se han despertado regiones dormidas en mí hace tiempo.
Nunca antes había tenido tan claro el significado del amante. A veces mi sentido del pudor se deshace, se desvanece.
He reconocido de maneras tan distintas mi cuerpo, mis límites, mi deseo.
Es como jugar con fuego. Sabes que te puedes quemar, estás consciente de ello todo el tiempo y sin embargo no te niegas, sino que sigues, como buscando el dolor, el peligro, el fuego, el calor.
Me retas y yo te sigo el juego, ciega, sorda ante la alarma, ante el peligro.
¿Hasta cuándo?
¿A quién de los dos le importa el límite? ¿quién va a decretar el final?
Es un juego.
“Y jugar, por jugar, sin tener que morir o matar, y vivir al revés, que bailar es soñar con los pies.” Sabina
Esto que nos pasa, a lo que un día te referiste como “lo nuestro”, no deja de sorprenderme. Es como estar de vacaciones, como salirse un rato del mundo, de la rutina.
Se me han roto algunos esquemas, aunque suene a cliché. He hecho cosas que no pensé que haría nunca.
Ignoro cuánto más dure esto, prefiero no pensar. Durará mientras haya ganas, como dijiste tú el otro día.
Mientras la piel se despierte al tacto del otro, mientras extrañemos el sabor, el olor, el gusto, el tacto.
De alguna manera contigo se han despertado regiones dormidas en mí hace tiempo.
Nunca antes había tenido tan claro el significado del amante. A veces mi sentido del pudor se deshace, se desvanece.
He reconocido de maneras tan distintas mi cuerpo, mis límites, mi deseo.
Es como jugar con fuego. Sabes que te puedes quemar, estás consciente de ello todo el tiempo y sin embargo no te niegas, sino que sigues, como buscando el dolor, el peligro, el fuego, el calor.
Me retas y yo te sigo el juego, ciega, sorda ante la alarma, ante el peligro.
¿Hasta cuándo?
¿A quién de los dos le importa el límite? ¿quién va a decretar el final?
Es un juego.
“Y jugar, por jugar, sin tener que morir o matar, y vivir al revés, que bailar es soñar con los pies.” Sabina
3 comentarios:
Hasta que punto el amor coquetea con el significado de la autodestrucción?
mmm... bien ah? jeje
que lindo!... es el placer de estar parado ante el abismo... pero sabiendo claramente que la caida es momentanea.... se hace lo que se quiere..
salud por mi panita!
por los buenos momentos.. ( cursisasa la man..)
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