Por fortuna o por infortunio no soy la misma que era hace cuatro años, en el 2010, cuando nos conocimos.
No puedo dudar, ni por un segundo, respecto a cuánto he cambiado y crecido a partir de esa relación.
No soy la misma y eso prueba que me pude entregar, quise cambiar cosas de mí para ser mejor pareja, mejor persona. Durante mucho tiempo él sacó lo mejor de mí, lamentablemente yo fui capaz de sacar lo peor de él, siento que era capaz de enloquecerlo y él a mí.
Fue una relación absolutamente pasional.
Claro que he cambiado, y en tantos aspectos, de tantas formas. Mi cabeza se abrió de muchas maneras, y se cerró de muchas otras. No quedó intacto nada.
Y entre tanto cambio ahora me busco, en el fondo, en lo profundo, para ver qué quedó, qué quiero rescatar y de qué prefiero deshacerme.
No estoy bien aún, no me siento completa ni tranquila todavía, pero siento que ese camino comenzó, que ahora queda curar, reposar, pensarme, repensarme, hacer planes sola, aprender a estar sola.
Y me queda la nostalgia, me me invade todos los días, con la que aún duermo.
Pero afuera hace sol, un lindo día. Empezó el verano. El viento sopla.
La gente está de mejor humor.
El año del caballo me arrastró, pero parece que ya se detuvo un rato o que retomé yo el paso.
1 comentario:
somos los mismos, pero diferentes. En mi profesion, yo diría que ahora tienes una patina
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